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El rugido del alma: crónica desde el #WeRideAsOne 2025 en CDMX, sobre una Scrambler Full Throttle

  • Mundo del Automóvil Mx
  • 5 may
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 21 may


En CDMX despertamos con un zumbido distinto el 3 de mayo. Era como si las calles de la CDMX vibraran con la misma energía. Algo estaba por ocurrir. Yo lo sabía desde que encendí mi Scrambler Ducati Full Throttle: ese día no era uno más. Era el día en que miles de Ducatisti se conectaban a través de un mismo feeling: el amor por Ducati.


Desde el punto de encuentro en Ducati DLG, el feeling al ver tantas Ducatis juntas de quienes compartimos este entusiasmo por la marca. Nadie se sentía extraño, porque aunque vinieras solo, estabas en casa. Ducati no solo fabrica motos, fabrica comunidad.


El desfile de distintos motores: desde las Panigale hiperdeportivas hasta las DesertX listas para cruzar el cualquier terreno, pasando por nosotros, los que llevamos el corazón en modo retro con la Scrambler.


La mía, una Full Throttle, se sentía perfecta entre las avenidas de la ciudad. Rodamos hacia el Auditorio Nacional en las calles y avenidas entre edificios como si fuéramos parte del decorado. La gente saludaba, grababa, sonreía. Por un momento, el caos habitual de la ciudad se convirtió en celebración. Ducati había logrado otra vez lo impensable: que más de 19,000 riders en 65 países compartieran una misma ruta, aunque estuvieran a miles de kilómetros de distancia.

La ruta fue breve, pero intensa.


El verdadero trayecto era emocional. En cada semáforo, un guiño, un pulgar arriba, un “¡qué increible moto!”. Porque la Scrambler tiene eso: conecta, genera conversación e inspira.


La cereza del pastel fue la convivencia posterior. Historias, risas, anécdotas de ruta y planes de viaje.

Desde CDMX hasta Mandalika, pasando por Londres, Dubái y São Paulo, la familia Ducati sigue creciendo y haciendo historia. Y este año, además, celebrando los 25 años de los Ducati Official Clubs, esa red global de entusiastas por las motos italianas que saben que la vida es mejor sobre dos ruedas... y con estilo.


Volví a casa con una Full Throttle oliendo a asfalto, libertad y comodidad. Y mientras la apagaba, entendí que lo que vivimos no fue solo un evento: fue una declaración. Una forma de decirle al mundo que seguimos aquí, rodando como uno solo. En WeRideAsOne.

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